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lunes, 31 de octubre de 2011

Mirar con los ojos de otro

Hay veces que pareces estar viviendo siempre el mismo día. Las mismas caras, los mismos lugares, similares conversaciones, las mismas calles por donde siempre pasas, los mismos mail en el correo, las mismas ofertas de trabajo y sobre todo los mismos cursos al 50% de descuento, misma actividad, mismos pensamientos… cada día se convierte en el anterior con mínimas variaciones. Sin embargo un día vas a comprar el pan, a la misma tienda donde vas siempre y miras a esa dependienta entrada en años y la miras con los ojos de otro, y sorprendentemente, la ves diferente, como si nunca la hubieras visto. Otra mirada, otros rasgos… y te parece agradable su nueva cara, y piensas lo guapa que debería haber sido esa persona tipo de tu vida corriente, cuando era joven. Hay veces que pasas por esa fachada mudéjar, por la que pasas todos los días, y hoy decides, no sabes porqué, pararte a admirarla, y te das cuenta lo realmente bonita que es. Lo que tuvo que significar hace unos cuantos siglos, la perfección que muestra en todos los detalles, y ya nunca vuelves a ver esa fachada con los mismos ojos. O cómo ha crecido aquel árbol del parque, ese mismo que cuando eras pequeña te llegaba a la cabeza y de repente es un árbol maduro de cuatro metros de alto, que da una sombra formidable y perfecta.

Quizás andemos por la vida con demasiadas prisas, creyéndonos que somos muy importantes, o simplemente pensando que lo que hacemos, o lo que tenemos que hacer es muy importante, sin darnos cuenta de que somos meros transeúntes de un paraíso perenne, que sentimos cotidiano.

¡Por fin lunes!, hoy no es sólo el comienzo de la semana, sino que es casi el comienzo de un mes que va agotando este año tedioso. Hoy estoy feliz, hoy vuelvo a besar y abrazar, hoy estreno la sonrisa, hoy veo con los ojos de otro y reinvento el mundo.

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