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lunes, 10 de octubre de 2011

Una chica con suerte

No he escrito nada en unos días, pero todo tiene su por qué. Estoy demasiado negativa frente a una realidad. Todo lo que oigo me produce asco, me dan ganas de ir a tomar un café y decirle al camarero: !Una infusión de estramonio, por favor!, pero no quiero que mi blog se convierta en un jarrón lleno de bolas negras. No me gusta reflejar tal negatividad, y sé que a muchos de los que leéis esto tampoco os gusta. Yo tengo, y siempre he tenido, un buen sentido del humor, y aunque la situación no sea para reírse, voy a intentar sacar la parte positiva de todo lo que me agobia:

- Tengo treinta y dos años y 358 días. No estoy casada, ni tengo hijos, no tengo trabajo y vivo con mis padres. La gente te pregunta: ¿estás casada?, ¿no tienes hijos?, ¿estás trabajando ahora? Pues no, señora, ni estoy casada, ni tengo hijos y tampoco tengo trabajo. ¿Y por qué, con lo lista y lo buena que tú eres...? No sé, simplemente soy una chica con suerte, supongo que tal y como están las cosas, hoy, que el matrimonio no tiene ningún significado, que la gente se casa y se descasa como el que va a comprar pan, que las parejas se enamoran tan deprisa como se desenamoran y luego se destrozan la vida, y no dejan de destrozársela ya nunca jamás, hasta el final de los días… yo he conseguido librarme de eso… Tampoco tengo hijos, y visto que la juventud anda más que perdida, que tienen problemas enormes que ni nos imaginamos, y necesitades tremendas, que ni comprendemos, pues creo que también me voy a librar de eso. Tampoco tengo trabajo, pero, si me paro a pensarlo, prefiero ir por la calle con la cabeza alta y los bolsillos vacíos, pudiendo mirar a la cara a todo el que me cruce, porque a nadie debo nada, antes que estar de por vida avergonzada por tener un cargo completamente inmerecido, otorgado al dedillo, por ser la hija de fulanito o pertenecer a un determinado partido político. Y, como no gano dinero suficiente para mantenerme, vivo con mis padres. El destino ha querido que disfrute de ellos más de lo que la gente habitualmente lo hace, por algo será. Creo que, por ser lista y buena, he tenido tanta suerte...

Quizás mis ideales no me lleven a nada bueno. Seguramente no me gane la vida con ello, pero estoy tan orgullosa de ser como soy, de tener mi libertad y mi convicción a la hora de expresarme, a la hora de sentir, a la hora de amar, que a veces pienso: "Joder, hay que ver lo orgullosa que me siento de mí misma, que sin tener nada, lo tengo todo."

Ya falta menos para palpar, oler y disfrutar mi primera novela publicada. Eso ya es algo…

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