Vistas de página en total

lunes, 27 de febrero de 2012

Haciendo pie

Desde luego es increíble cómo cambia la vida, cuando menos te lo esperas, sorprendiéndote a cada paso. Hay veces que las cosas van tan bien, que te asustas tú misma, de ver cómo se va imponiendo la lógica aplastante en cada circunstancia, y los retos te van haciendo más fuerte para el día de mañana, que no creo que llegue nunca a ser tan duro como fue el día de ayer.

El viernes fue un gran día, pues me atreví a dar un salto enorme que no había dado nunca. Y era un salto difícil. Si fallaba caería al precipicio del desprecio o el vacío, sin embargo yo, cogí aliento e impulso y salté, tan segura de mí misma como siempre había querido ser. Y lo conseguí, fue un salto fugaz y limpio que mereció el aplauso unánime del público que lo presenció. Ahora sé que soy capaz de saltar y estaré preparada para dar el salto en cualquier momento, pues ya no tengo dudas, ya no hay miedos, ya sé que soy plenamente capaz de hacerlo. Gracias a todos los que estuvísteis para verme lanzar al vacío, gracias por estar siempre ahí, por si hubiera que recoger mis pedazos del suelo del olvido.

Hoy me he sorprendido al abrir el blog y ver que hemos llegado a superar las 10.000 visitas. Es un gran acontecimiento, Todavía me acuerdo del día que, tímida, escribía mis primeras palabras en este diario de penas y nostalgias, con pleno convencimiento de que a nadie le podía interesar las tonterías que en él dijera. También es verdad que me he autocensurado algunos razonamientos que, aunque sigo pensando, creo que son demasiados radicales para este mundo en el que vivimos, y sobre todo para esta seudodemocracia que sufrimos. No obstante, cuando consiga ser más y más fuerte, sacaré pecho para expresarlo, porque sé que muchos de los que me leéis a diario pensais igual, y, de vez en cuando, en este mundo que se hace un poco el loco de todo acontecer cotidiano, mola que de vez en cuando se diga, para que no piensen los altos cargos que el pueblo es tonto.

De momento, y mientras consigo hacer pie en tierra firme, seguimos quemando madera en una hoguera que parecía extinguirse y poco va poco va cogiendo alimento, para poder crear un gran incendio intelectual que arrase de una vez con la ignorancia generalizada que se está comiendo España.

Somos muchos. Somos fuertes y somos buenos.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Carta de despedida

Ha sido bonito tenerte aquí durante este tiempo. Te fuiste un día, hace ya unos cuantos años, buscando tu destino, y desde entonces no habíamos tenido la ocasión de compartir tantos ratos juntos. Hemos recordado nuestros años mozos, aquellos del instituto, cuando nuestro mayor problema era aprobar inglés con el Lemus, o filosofía, cuando las noches eran demasiado cortas y el alcohol siempre era insuficiente. Los años en los que éramos unos locos desarmados, siempre con más de un motivo para mondarnos de risa. Los años de la inconsciencia, el desenfreno y la ausencia total de deberes y horarios. Ha sido precioso recordar cómo un día éramos, sencillamente, felices con cualquier tontería.

Ahora nos ha cambiado mucho la vida, pero me alegra comprobar que, a pesar de ello, nosotros seguimos siendo los mismos locos desarmados que disfrutamos con poco.

Una vez más vuelves a partir, buscando tu destino. Espero que las cosas te vayan bien, y que dentro de unos meses vuelvas a tu pueblo, con tu familia, con tu gente, con tus amigos, y nos reunamos para reírnos de pasado, del presente y del futuro, tan crudo como cómico, que nos espera a todos. Ya sabes que cuando vuelvas, seremos algunos más en la pandilla. Es increíble pensar que nos podemos reproducir entre nosotros mismos, espero que lo que salga de esa unión sea igual de marchoso y divertido que los árboles de los que proviene. Ya lo iremos viendo…

Y bueno, poco más, seguiremos en contacto cada día, aunque no podamos dar esas vueltas al pueblo, en las que nuestras lenguas arpías acaban más cansadas que las mismas piernas.

Hasta pronto, Lery, amigo.

martes, 21 de febrero de 2012

Sólo palabras

De momento no tengo nada, sólo un montón de bonitas palabras. Palabras que adornan, que endulzan, que engalanan. Palabras rimbombantes, palabras agitadas, que parecen traer nuevos vientos, aunque no traigan nada. Y cuando, una vez más, pasa el tiempo, y sólo tienes palabras, unas que se llevó el viento y otras que, escritas, no saben a nada, ya no crees en la vida, ya sólo esperas silencio, de todos aquellos que gritan, sin decir nada cierto. Hoy en día, que tan poco valen las palabras, que todos hablamos por hablar, sin pensar apenas en el valor de lo dicho, ¿qué importan las palabras?. Todos decimos y decimos y de aquello que pronunciamos, nada es tan importante como lo que callamos.

Esa es mi riqueza: palabras tras palabras, encarceladas en un viejo ordenador, que tiene las horas contadas.

Ojalá las palabras tuvieran valor absoluto. Ojalá costara un céntimo cada palabra que sale por la boca de cualquier individuo. Sólo de esa manera nos evitaríamos más de un disgusto. Una multa de mil euros a quien no cumpla su palabra. Que la mentira fuera el mayor de los delitos cometidos por el ser humano, mucho más que el asesinato, pues quien miente con agravio se merece la mayor de las penas. Que la palabra no sea la condena. Que la palabra vaya a misa, que quien la diga sea franca y buena, que las letras no están hechas para bocas halagüeñas que las utilizan para sacar provecho.

Yo te acuso, por derecho, de mentiroso embaucador, que a través de la palabra (gloriosa diosa) y armado de valor, destrozaste la ilusión de una ilusa que te creyó.

lunes, 20 de febrero de 2012

Todo no se puede comprar

Si sólo somos unas manos que trabajan, una cabeza que piensa y un corazón que ama, ¿para qué tanto preguntarse por el destino? En el futuro no hay nada. Ni el cielo es el paraíso ni el infierno es eterno. No hay nada más bello que luchar por los demás, sin obtener nada a cambio, ni esperarlo. ¿Qué puede ofrecer el que no tiene nada? La respuesta es bien sencilla, lo mismo que el que lo tiene todo: Unas manos que trabajan, una cabeza que piensa y un corazón que ama. Todo lo demás es superfluo, pasajero, condicional. Todo lo demás no vale nada, nadie podrá reclamarte nunca, siempre y cuando tus manos trabajen, tu cabeza piense y tu corazón ame. Esa es la salud para con todos y quien obra con coherencia no debe esconder sus actos al público que presencia. Solo algunos son poderosos. Sólo algunos lo tienen todo. Ahora bien, si tus manos no trabajan, tu cabeza no piensa y tu corazón no ama, lo siento amigo, pero estás muerto.

jueves, 16 de febrero de 2012

Mis primeras palabras para tí.

El ser humano es impredecible. Hay veces que acabas de conocer a una persona y al momento parece como si ya la conocieses de toda la vida. Otras sin embargo, nunca acabas de conocer a alquien aunque la tengas siempre cerca.

A veces nos agobiamos con nuestros problemas, que no son pocos, aunque sí que lo son, y de repente una noticia hace que se desmorone todo el sistema de prioridades, se nos olvidan los problemas, que no lo eran, y ya sólo podemos pensar en esa noticia y en las consecuencias que traerán a nuestra vida. Con ilusión, pero también con mucho miedo de no saber estar a la altura de las circunstancias, con alegría, pero también con pena, abandonamos un mundo al que no volveremos jamás, para ir a formar parte de otro muy distinto del que no retornaremos nunca. Esto no quiere decir que el nuevo sea un mundo peor, pero sí diferente, muy diferente. Y nos preocuparemos más que nunca por el futuro. Y ya no nos importará no estrenar nada el día de Nochevieja, o quedarme sin vacaciones, o no poderme comprar esos zapatos que tanto me gustaron, porque esos problemas mundanos son de la vida que dejamos atrás. Sin embargo en esta nueva vida nos emocionaremos con una sonrisa, con una caricia, con una mirada, con una palabra mal dicha que sonará a música.

Sí, a veces conoces a alguien y en seguida lo aprecias, lo estimas. Yo todavía no te conozco y ya te quiero. Es verdad que la vida es dura, que tropezarás y caerás mil veces, que las cosas no siempre te saldrán como esperas, que algunas personas te decepcionarán, pero no te preocupes porque siempre tendrás cerca muchas manos que te ayuden a saltar los obstáculos del camino.

Tu madre me dijo al comenzar el año que este 2012 sería por fin nuestro año, que nos cambiaría la vida. Suelo llevarle la contraria en todo, pero ahora no me queda más que reconocerlo. Acertó de lleno.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Grandes hazañas de vidas pequeñas

La vida es muy complicada. Es tan complicada que si me preguntan cual sería para mí la vida perfecta, no sabría qué contestar. Sé perfectamente todo lo que me gustaría hacer, ahora que apenas puedo hacer nada. Pero si pudiera, ¿lo haría? Todo es muy difícil, y mientras las vidas ajenas te parecen perfectas, tú sigues divagando entre todas esas cosas que te gustaría hacer, y que, por desavenencias con tu propia vida, no puedes llegar a hacerlas. Me gustaría estar, al menos, segura de mí misma, de las posibilidades que tengo en este mundo infinito de competencias y competidores, que corren ansiosos hacia sus objetivos. Alguien dijo que el éxito no estaba allí esperando a los mejores, sino sólo a los más rápidos, lo cual hace que la carrera sea más angustiosa. Yo sólo quiero ser yo, conmigo misma, y aunque me repito a diario mis oraciones: “yo, me, mi, conmigo, por mí, por todos mis compañeros, pero por mí primero”, al final caigo en el pecado mortal de no llevarlo a cabo.

Me encantaría ser una de esas mujeres cuyo atractivo se fundamenta básicamente en su propia autoestima y la seguridad que demuestra de su persona. Estas mujeres impasibles que saben qué decir en el momento idóneo, quedando mudo a todo el auditorio. Quiero ser yo, vista desde fuera. Estoy segura de que si llegara a ser así, sería una persona increíble, pero siempre acechan los miedos, las dudas y los temores que sólo dejan ver de ti esa pequeña persona insignificante que ven los demás.

No obstante, los pequeños también tenemos nuestros pequeños ratos de gloria, con nuestros pequeños éxitos y los pequeños protagonismos que nos damos el lujo de disfrutar pocas y pequeñas veces. A veces algo muy pequeño, del tamaño de un garbancito, lo cambia todo, envolviendo el mundo en un aro de felicidad y esperanza.

Hoy ha sido un gran día en mi pequeña e insignificante vida.

viernes, 10 de febrero de 2012

Indignados y mudos

¿Qué será de un país en el que la justicia se ha convertido en un chiste? Los ricos roban impasibles, escudados en leyes hechas a medidas por ellos mismos, mientras los pobres van a cientos, van a miles a la calle de sus trabajos, y de sus viviendas por no poder pagar las abusivas cuotas impuestas por los nuevos señores feudales: los bancos. Y cuando de repente aparece un nuevo Robin Hood, que no roba a los ricos, pero sí defiende a los pobres, y lucha por honrar la memoria de algunos olvidados, aquellos, los primeros, lo que roban impasible haciéndose las leyes a medida del delito a cometer, le sientan en el banquillo de los acusados y se les aplicada una condena austera. En este mundo en el que los curas violan a niños, los malos son protegidos y los buenos atropellados, ¿hacia dónde va España?, ¿Cuándo acabó el caciquismo?, ¿realmente acabó?

Los libros de historia se desmoronan, llorando las partes que le fueron desmembradas, mientras nosotros, desgastados, abatidos ante tanta injuria, seguimos dando pasos ciegos, maltrechos, sobre la nada en la que se ha convertido España.

¿Hasta cuando la paz va a ser tan violenta?

miércoles, 8 de febrero de 2012

Impertérrito

Hoy he aprendido una palabra nueva. Al principio me ha costado decirla, pues aunque escrita parece otra cosa, si la escuchas por primera vez y luego intentas decirla, cuesta. La palabra en cuestión es IMPERTÉRRITO. Me ha llamado tanto la atención, que he intentado averiguar el significado desmembrando la palabra en partes:
Im: no, opuesto, contrario
Per: por
Térrito: terrestre o terrenal
Entonces, impertérrito tiene que se algo contrario a lo terrenal, celestial, efímero... Pues no sé, ya hay muchas palabras que quieren decir eso, ¿para qué otra?, además no tiene mucho sentido con el resto de la afirmación en la que se insertaba tan simpática palabra. Definitivamente tengo que ir en busca del diccionario, pues esto de desmembrar palabras e intentar extraer el significado por separado no siempre da sus frutos. No todas las palabras son tan fáciles de averiguar su significado como abrelatas o pintalabios… Así que dicho y hecho, asomo las narices en el diccionario y ¡sorpresa!, impertérrito significa que no causa impresión en el sujeto. Pero ¿cómo he podido yo vivir todos los años que he dejado atrás sin saber el significado de esta palabra? Si impertérrito significa que no se impresiona, lo contrario debe ser pertérrito. Vuelvo al diccionario, busco pertérrito y ¡no viene! Pero bueno, ¿el vocabulario se ha vuelto loco o qué? Cómo no va a existir pertérrito, si yo soy completamente pertérrita. Tiene que venir. Pero no, el diccionario no estaba equivocado. Pertérrita no existe, ni tampoco su homólogo masculino. Perdonadme que difiera del lenguaje, pero me parece muy, pero que muy feo que se invente una palabra tan difícil de pronunciar como impertérrito, que francamente, parece estar compuesta de dos sufijos y un lexema, y que casualmente el primero de esos sufijos se im-, con m, porque la siguiente letra es una p, que si no sería, in-, y que ahora resulte que el antónimo de esa palabra no sea la misma pero sin el im-. El lenguaje, perdonen que os diga, está más que loco…

Cuando luego, una vez que se me ha pasado la indignación con la lengua castellana, me he puesto a pensar en casos similares y me han venido a la cabeza algunos ejemplos:

Si pertérrito fuera lo contrario de impertérrito, bécil sería lo contrario de imbécil, presionante sería lo contrario de impresionante o pecable sería lo contrario de impecable. Entonces hice las paces con la lengua castellana, y comprendí que quizás ella no esté tan loca como yo pienso, quizás sea sólo que yo pienso demasiado. Y ¿qué quieres que haga? Estoy en paro…

martes, 7 de febrero de 2012

Nada es para siempre

Parece mentira, pero cuando adquirimos una relación, sea el tipo de relación que sea, nunca advertimos la realidad de que esa relación no va a durar para siempre.

Querido amigo, hemos compartido tantas cosas. Parecía que íbamos a estar siempre juntos y sin embargo hoy estoy aquí acompañándote en tu fin. Te recibí con tanta ilusión… y aunque al principio me costó entenderte, enseguida comprendí tu manera de funcionar. Te he llevado conmigo siempre, aunque ya sabes que eres un pesado, pero me ha dado igual, porque te he tenido cuando te he necesitado, y aunque en varias ocasiones me has fallado, dándome por ello más de un disgusto y a veces, incluso, me has costado dinero, eres parte de mi vida. Juntos hemos hecho cosas increíbles, algunas de ellas impensables. Me he desahogado contigo cuando estaba deprimida y siempre, siempre me has aliviado. Me has entretenido, me has hecho reír y también llorar. No quiero que te separes de mí. Ya sé que en ocasiones te he dado mala vida, no te he tratado bien, pero sólo cuando me has ignorado. Sabes lo mucho que me molesta que me ignoren, y tú, hubo un tiempo que ibas a tu bola, se te cruzaron los cables, pero luego volviste a ser tú, como siempre has sido, volvimos a ser uña y carne. No me creo que me esté despidiendo de ti, nunca habrá otro igual que tú. Me has enseñado tanto de la vida, hemos compartido tanto… que mi vida no tiene sentido sin tu compañía. Quizás estas sean las últimas palabras que escribo sobre tus teclas.

Te echaré de menos, mi querido, viejo y cansado ordenador. Espero que tú, desde el cielo delos ordenadores, me eches de menos a mí también.

lunes, 6 de febrero de 2012

Lo cotidiano

Hoy ha sido un lunes de lo más normal del mundo. Me he levantado, he encendido el brasero, he puesto una cafetera y mientras se hacía el café me he hecho dos tostadas. He ido al baño, he puesto el calefactor, pues hace un frío de mil demonios, he vuelto a la cocina, he encendido el ordenador y he mirado los mails mientras me tomaba mi cafelito recién hecho con las tostadas. Después he sacado la ropa de la lavadora que dejé anoche puesta, la he metido en la secadora y he puesto una nueva lavadora de ropa blanca. He sacado la loza del lavavajillas y la he colocado en el mueble y por fin me he dado una ducha caliente. Hoy me he planchado el pelo, porque tenía tiempo y porque me apetecía. He ido al cajero automático a sacar dinero, he hecho unas compras, he vuelto a casa, he puesto el pollo en el horno, he planchado algunas ropas y he pasado el aspirador por las habitaciones, sobre todo por debajo de las camas donde siempre se quedan esas pelusillas molestas que se esconden del escobón y muy a menudo consiguen huir de él. Después me he sentado a calentarme los pies al brasero mientras veía un poco la tele, y es entonces cuando me ha dado por reflexionar sobre algo. En apenas tres horas he hecho un montón de cosas… ¿qué habría hecho hoy, un lunes normal, en el caso de que no se hubiese descubierto la electricidad, o no se hubiese utilizado para el uso cotidiano del ser humano?

viernes, 3 de febrero de 2012

Es importante dejar hablar a las personas

El otro día, en una amena conversación con mi cuñada Rocío, me contó una anécdota que había narrado una mujer en Canal Sur Radio. Me impactó tanto que creo conveniente compartirla. La señora que llamó a la radio, se llamaba Isabel, contó los siguientes hechos:

Resulta que tenía una vecina que, desgraciadamente estaba viviendo los últimos días de su vida, acechada por una horrible enfermedad. En su lecho de muerte, y casi sin aliento, rodeada de sus seres queridos les dijo a sus hijas:
- Hijas mías, cuando me muera, quiero que me pongáis…
- No madre, no hablemos de eso ahora.
- Pero escúchame. Es importante, quiero que me pongáis…
- No madre, por favor, queda mucho tiempo para ese momento, no hables de eso ahora.
- Escúchame, por favor, es muy importante para mí…
- No madre, calla.
- Encima del ropero.
- Calla madre, descansa.
- En aquella caja.
- Madre calla, por Dios.
- Quiero que me pongáis lo que tengo guardado en aquella caja. Lo tengo preparado para ese momento.
- Muy bien madre, lo que quiera, pero descansa y no malgastes energías ahora en esas cosas.
Pocos minutos más tarde, la débil madre exhaló su último suspiro y las hijas lloraron desconsoladas su gran pérdida. De inmediato llamaron a todos los familiares, y comenzaron los preparativos para el funeral. No dudaron en ir en busca de la caja que, su madre guardaba celosamente para tan especial momento, y coger el atuendo que ella misma había predispuesto. Cual fue su sorpresa cuando, al abrir la caja, una vez rescatada de encima del ropero, ven dentro un espectacular traje de flamenca, con su peineta, sus rosas para el pelo, sus pendientes, su collar, sus zapatos de gitana, y todo complemento pertinente para tan ornamental atuendo. Las hijas no daban crédito. Estuvieron largo rato discutiendo si cumplir su último deseo o escoger algo más apropiado. Finalmente, tras varias discusiones con familias, vecinas y demás gente allegada, decidieron que si pasar el resto de su no existencia vestida de flamenca era su sueño, quienes eran ellas para robarle el sueño. Entonces se pusieron a preparar a la difunta, con todo detalle de adornos, le pintaron los coloretes y los labios de rojo pasión, le recogieron el pelo en un moño bajo y le plantaron las rosas bajo la oreja. Era la difunta más vivaz que se había visto nunca. Parecía una muñeca de famosa metida en una gran caja de juguete. Expusieron la caja abierta, para que todo el mundo viera lo guapa que estaba la muerta, no con pocos problemas, pues meter ese jaleo de volantes y cancanes dentro del ataúd fue una labor harto complicada. No obstante, el resultado fue estupendo, y las hijas estuvieron satisfechas, pues a pesar de parecer un entierro de broma, se estaba cumpliendo la última decisión de quien siempre había mandado en su casa.

Hubiera sido una bonita historia, de haber quedado aquí la cosa. Pero claro, el destino es cruel con los que se portan bien, muy a pesar de sus creencias o preferencias. Días después, las hijas se reunieron en casa de la madre para limpiar la casa y tirar todo lo que no hiciese falta. Limpiando y limpiando, llegaron al dormitorio de la madre y, encima del ropero, detrás de un montón de cosas, de una manera imperceptible había una caja que guardaba una bonita túnica blanca bordada.

Por eso, es importante dejar hablar a las personas.

jueves, 2 de febrero de 2012

Qué pena.

Las cosas son tan sencillas como cerrar los ojos y dejarte llevar por la fragancia cautivadora que ciega tus sentidos. Cerrar los ojos y huir sin mirar atrás. Cerrar los ojos y sentir. Pero qué difícil es cerrar los ojos… Es tan difícil… Quisiera tener la inocencia que perdí no hace tanto tiempo, y creer en el bien, y en las personas, y en la justicia, pero cuando pierdes la inocencia a base de palos es muy difícil sencillamente cerrar los ojos y dejarse llevar. Me acuerdo cuando vivía por inercia, cuando se me pasaban los días volando, sin apenas darme cuenta de que estaba disfrutando de los mejores días de mi vida, y también los mejores meses, y por qué no decirlo, los mejores años. Hoy, sin embargo, no me acuerdo qué hice con aquellos días, con aquellos meses, con aquellos años maravillosos en los que sólo era plenamente feliz y estaba despreocupada por completo del trabajo, del dinero, del futuro y otras metas que hoy se antojan imposibles. Qué feliz era cuando no tenía metas. Qué feliz cuando no tenía nada más que alegre ignorancia del mundo que me esperaba. Qué fácil era todo. Qué asequibles los deseos. Qué realizables los sueños. Ojalá pudiera tener veinticinco otra vez, y volver a comerme el mundo, antes de que el mundo se te atragante en mitad de la garganta… Esto no es un juego, esto es la vida, lo que pasa es que cuando pensaba que era un juego, me lo pasaba mejor. Ahora no tengo ganas de jugar.

Qué pena haber perdido la inocencia… qué pena.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Retos

Estos días pasados me he visto obligada a hacer cosas a las que no estaba acostumbrada, y puede ser, he llegado a la conclusión, que quizás haya cosas en la vida que hay que hacer, al menos una vez, para saber que no debes volverlas a hacer nunca. No soy actriz, ni modelo, a la vista está… y aunque no lo parezca, soy muy vergonzosa, no con mis amigos ni conocidos, donde me suelto el pelo a mis anchas y me dejo ver tal y como soy, pero sí con todo aquel que no entra en mi círculo esencial de vida. Me da vergüenza hablar por la radio, me pongo muy nerviosa, y lo de la tele ya ni te cuento… creo que para exponerme como un ser asustadizo, e incluso estúpido, es preferible no exponerse. No más tele, por favor. Yo soy una chica sencilla, de pueblo, sí, a mucha honra. No volveré a exhibirme de esta manera, no valgo para eso…

Los soñadores no tenemos una vida fácil. A veces me veo obligada a olvidar toda aquello que un día aprendí, pues no hay nada cómo la ignorancia para sentirse uno feliz.

La vida se ha convertido en un reto, que se basa a su vez en distintos retos que se van superponiendo unos a otros. No sé si conseguiré alcanzar todos los retos que tengo por delante, pero podéis asegurar que me esforzaré al máximo por conseguirlos. Todos los días son una carrera de fondo, llego exhausta al final del día, a sabiendas de que al día siguiente tendré que ponerme las mayas y luchar contra el frío, contra el viento, contra mis propios oponentes e incluso contra mí misma, pero es excitante levantarse cada día para acudir a esa carrera diaria, sabiendo que en cualquier momento puedo tropezar y lesionarme durante un tiempo. Es lo que tiene el riesgo… que tienes que estar dispuesto al fracaso. No hay éxito sin fracaso. No obstante intentaré no pensar en ello, visualizaré la pista y correré veloz, con fuerza, con raza, con ilusión, deseando que en la meta estés tú, esperando… Ese es mi sueño de grandeza.