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domingo, 3 de julio de 2011

Yo quiero ser un tío!!!

Ayer le dije a mi medio limón: “¿Quién te quiere a ti más que a nada en el mundo, eh, quién, quién, quién?” Y me respondió: “Yo. Yo me quiero a mí más que a nada en este mundo.” Así, sin complejos, ni remordimientos, ni titubeos. Y se quedó tan pancho.
A veces me encantaría ser un tío, tener esa capacidad de síntesis analítica carente de sentimentalismos. Pura matemática. Pero, desgraciadamente, yo soy de letras. ¡Maldito seas, Gustavo Adolfo Bécquer!
Para él, 1+1 son dos, tú y yo. Para mí, 1+1 es infinito, tú, yo, tu madre, mi madre, mi hermana, tu hermano, el perro, la vecina, el jefe… y es que no puedo analizar la vida de una forma esquemática simple. ¿Será cierto eso de que las mujeres somos complicadas? Yo siempre he pensado que soy muy simple. Manera de vivir simple, gustos simples, aspiraciones simples... Soy, lo que se puede decir una simplona complicada. Sé muy bien qué es lo quiero ahora, pero cuando lo tenga, ¿seguirá siendo lo que quiero? No sé, necesito un trabajo para no darle tantas  vueltas a la cabeza.
En cuanto a lo de mi medio limón, se la tengo guardada, porque eso sí, rencorosas y vengativas somos un rato… Voy a esperar a que venga a decirme: “¿Quién te va a hacer eso que tanto te gusta que te hagan, ehh, quién, quién…?”, para contestarle: “Yo. Yo me voy a hacer eso que tanto me gusta que me hagan…”. Claro que esto no va a ser posible, ya que él nunca haría una pregunta tan absurda, ya que, seguro, que ya da por hecho que la respuesta es él.  ¡Maldita seguridad masculina!

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