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jueves, 11 de agosto de 2011

Sinceridad, ¿a cualquier precio?

La sinceridad no es una virtud, es un signo de mala educación. Desde pequeños nos han enseñado a no ser sinceros. A decir lo correcto, no lo verdadero. A ser cordiales, sociables y falsos. Me rio de toda esta gente que te suelta una grosería en las narices, sin venir a cuento, escudados en una “sinceridad incontrolable”.

“Es que yo prefiero decir las cosas a la cara que a las espaldas”, dicen, y se quedan tan anchos…

“Perdona, tú lo que no tienes es ni pizca de educación”, me gustaría decirles a la cara, pero como yo tengo mucha educación, soy una mentirosa compulsiva y falsa. Y así me llevo bien con todo el mundo, que a nadie le importa mi verdadera opinión sobre cuestiones y gentes que no me van a dar de comer… Y como soy muy, pero que muy metepatas, prefiero callarme mientras otros hablan, hasta saber de que pie cojea la mesa.

No quiero parecerme a toda esta gente que no hablan, sino que escupen verdades como puños, a base del dolor ajeno.
No me llames falsa, llámame buena persona, no soporto ver sufrir a nadie, y si eso se puede evitar con palabras, que son gratis, pues bendita solución…

4 comentarios:

  1. Una (ex) amiga mía decía:"Más vale 1 colorá que ciento amarillas". Este resumen filosófico viene a decir que más vale dejar las cosas claras 1 vez que andar mareando una perdiz que de seguro prefería acabar en el banquete de un buen cuento, que en lugar de tanto mareo. Y con el paso de los años voy dándole la razón. ¿Nos hacemos menos tolerantes? No creo. ¿Nos hacemos menos pacientes? Tampoco. Si no que, con el paso del tiempo, yo al menos, voy siendo más directo en la medida de mis posibilidades, y de mi ánimo.

    ¿La sinceridad tiene que ver con el ánimo? Pues claro que sí: con el ánimo de ofender o no a las personas; pero no veo como un ánimo inquisitivo y con mala uva, sino con aquello que decía la psicología burguesa y pija de "crítica constructiva". Hacer daño porque sí es feo y antipático. Y sobre todo, no necesario. Endulzar contínuamente situaciones tampoco es buena cosa, porque todo sabemos que tras un empacho de dulces, viene la vomitona más agria de todas.

    Yo soy de la opinión de "hazme daño 1 vez, que sobre eso curaré mis heridas". Pero no me tengas agonizando.

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  2. Yo estoy con Pilar, siempre me he aplicado la misma lógica que ella, para mí, la gente que se escuda en la sinceridad para decirte cosas que tú ni siquiera quieres oir, es lo mismo que aquellas personas que , amparándose en que ellos son violentos, golpean al otro porque sí. Creo que no se debe confundir la sinceridad con el descaro, ni la cortesía con la falsedad. Más para bien que para mal, somos animales sociales y nos tenemos que rodear de personas que no siempre serán de nuestras perferencias; otra cosa es fingir amistad cuando no la sientes, fingir gratitud, cuando no la sientes, fingir simpatía, cuando no te agradan... sonreir a alguien que no te parece agradable, tampoco me parece tanto pecado. Al final consiste en ser uno fiel a sus principios intentando no ofender a nadie.

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  3. Desde mi experiencia esa actitud es el fiel reflejo de una inseguridad mayúscula. Descalificando al otro sentimos que somos superiores, cuando no es así, y nuestro ego alcanza mayores grados de plenitud. Qué pena! tener una vida tan vacia que necesiten de esa actitud para llenarla...

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  4. Son actitudes de cierto tipo de personas, tanto hombres como mujeres. Yo creo que son comentarios cargados de maldad gratuita. Solo quería quejarme de eso. Un saludo, Pretty Maids!!! PILI

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