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lunes, 29 de agosto de 2011

Game Over

No me gustan los videojuegos, quizás sea porque recrean muy bien la vida real. Yo vivo en uno.

Me encuentro en una habitación oscura, vacía, llena de puertas cerradas. Alguna de ellas ya las he abierto, y no me han llevado a buen puerto…

Otras he tratado de abrirlas, pero por mucho que lo he intentado, con todas mis fuerzas, hacia un lado, hacia el otro, no ha habido manera de traspasarla. No sé qué habrá al otro lado…

He gastado mucho tiempo en esta especie de hall con puertas. He perdido dos vidas. Ahora ya sólo me queda una y el tiempo sigue corriendo. Hay puertas que aun no he intentado abrir, porque me da miedo saber qué puede haber tras ellas. Las vidas que he perdido me han dado la experiencia y la sabiduría suficiente para creer que hay que andar con cuidado ante estas otras puertas desconocidas. Ya no me fío ni de mi sombra…

El árbol que antes me daba cobijo, murió fulminado por un rayo inesperado, un hermoso día de sol apacible y brisa fresca.

Quien bien me quería me hizo llorar, y he dejado de madrugar desde que Dios no me ayuda…

He visto las barbas del vecino recortar, y ahora espero mi momento, con las mías en remojo.

Sólo me queda una vida y aún no he conseguido pasar de la primera fase del juego.

El tiempo se agota. Cojo fuerte el pomo de una puerta al azar, empujo con decisión…

GAME OVER

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