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viernes, 29 de abril de 2011

Otra vez lluvia

¿Por qué parece que cuando llueve, nuestras vidas se remojan, y nuestros cuerpos se despojan de ropajes superfluos, que dejan ver sin pudor las partículas humanas de las que estamos hechos? Desnudos, frágiles e indefensos. Es entonces cuando sacamos a relucir nuestras miserias, nuestros anhelos, y la vida parece un poco peor. Cada contratiempo, cada zancadilla, cada escollo superado nos va volviendo más y más fuertes hasta hacernos inmortales. Igual que en el amor. Cuanto más baches encontremos en el camino, nuestro amor se va haciendo más y más fuerte, hasta volverse inmortal. Estamos ya cerca. Todos estos imprevistos no son problemas, sino pruebas de dureza. Nuestras vidas son una continua carrera de obstáculos. La lluvia sólo hace aparentar las vallas más altas, aunque siempre tengan la misma altura... Nos hemos arrastrado en el fango, hemos volado en precipicios infinitos, ya sólo queda saltar estas cuantas vallas para llegar a la pista firme del final de la carrera.

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