Está demostrado que España no es
país para valientes. Ni para valientes, ni para científicos, ni para
licenciados universitarios, ni para artistas, ni para gente con valores en
general. La dictadura periodística toca impune con su dedo desterrador a
diestro y siniestro que quiera romper con esta norma impuesta: El silencio del
adoctrinamiento. Ahora le ha tocado el turno al magnífico comunicador e
informante (como a mí me gusta llamarle), Jordi Evole, con el que los
españolitos de a pié tanto hemos aprendido del país en el que vivimos. Por eso,
por todo lo que me ha enseñado, yo quiera desde aquí, mi pequeño espacio
personal, hacer un llamamiento a la cordura, al derecho del ciudadano y a la
libertad de comunicar (siempre desde la verdad) y de saber, puesto que la
comunicación de la verdad debería ser, no un derecho sino una obligación, como
otras tantas a las que estamos diariamente expuestos.
Resulta que después de poner en
tela de juicio la actuación de políticos de todos los colores, bancos , cajas y
banqueros, instituciones públicas de toda índole, constructores, inversores, multinacionales
y demás gigantes que conducen el ferrari desenfrenado en el que se ha
convertido España, Jordi ha tocado el techo del atrevimiento y la gallardía al
desvelar las imposiciones que mantiene el holding de empresas energéticas
eléctricas y petroleras de este, nuestro maravilloso país. Y es que esta
información, a pesar de no cogernos por sorpresa, parece ser que no se puede
denunciar abiertamente en televisión. Pero para Jordi, uno de los pocos Robin
Hood que quedan en activo, la palabra “prohibido” significa NOTICIA. Todos
tenemos derecho a saber, y aunque no podamos evitar la obligación de pagar
religiosamente las facturas fraudulentamente incrementadas de estos monstruos
de fabricar dinero a costa de las espaldas del contribuyente (pues nadie puede
hoy día vivir sin luz y sin gasolina) de la misma manera que no podemos evitar
pagar las multas injustas por aparcamiento, las tasas, los incrementos y todos
los servicios que antes teníamos gratis…, no queremos dejar de saber qué
pagamos, a dónde va, a quién y por qué.
Corto se quedó Buenafuente cuando
bautizó a Jordi como el “Follonero”, pues la ha liado parda. Ahora nos queda
saber qué decisión tomará el presidente del grupo Planeta, dueño de la Sexta, Manuel
Lara, a la vista de las amenazas recibidas por parte de estos sectores
energéticos. Quizás ahora gane David a Goliat. Quizás haya una pequeña luz de
esperanza a la justicia. Quizás predominen los valores ante el más que
sugerente dinero que ingresan las televisiones por emitir los “tan bonitos”
anuncios que hacen estas megaempresas, como Iberdrola, Endesa, Repsol… Quizás
podamos seguir soñando que, un día en el futuro, cuando la justicia sea real e
igualitaria, se erradique el fraude, se valoren las capacidades intelectuales
para cambiar el mundo, todo lo que hoy se pisotea bajo cheques en blanco,
domine el mundo y podamos decirle a nuestros hijos que hagan el bien sin mirar
a quién, que se esfuercen, que estudien, pues así tendrán su recompensa.
Nuestra esperanza está en sus
manos, ¡que no nos roben la verdad!